En un
pequeño y lejano pueblo, había una casa abandonada. Cierto día, un perrito
buscando refugiarse del frío y de la nieve, logró meterse por un agujero de una
de las puertas de la casa y subió lentamente
las escaleras.
Allí se
encontró con una puerta semiabierta, lentamente entró en el cuarto y para su
sorpresa, se dio cuenta que había mil perros más, observándolo fijamente.
El
perrito viendo que no estaba solo, comenzó a saltar y a dar vueltas, mientras
observaba que los otros perritos hacían lo mismo. Ese sería un lugar ideal para
protegerse del frío y además en compañía.
Tiempo
después, otro perro entró al mismo sitio y se encontró en el mismo cuarto.
Pero a
diferencia del primero, al ver a tantos perros en el cuarto, se sintió
amenazado por la manera agresiva en que los mil perros lo miraban.
Entonces empezó a gruñir y observó cómo los otros perros también le
gruñían a él. Comenzó a ladrarle ferozmente y los otros hicieron lo mismo.
Cuando
salió del cuarto pensó: Qué lugar tan horrible es éste… nunca más volveré a
entrar a allí.
El
nunca lo supo, pero frente a esa casa había un letrero que decía:
“BIENVENIDOS A LA CASA DE LOS MIL ESPEJOS”
En
realidad todos los rostros del mundo son espejos. Cada uno decide que rostro
quiere tener y este será el que refleje a través de sus gestos y actitudes.
Moraleja: Si se trata bien a los demás
personas, ellos me van a tratar de la misma manera.
Celeste Benech - 2º "A"
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