En la
selva había un mono que se hizo famoso por ser tan avaro y gruñón. Había pasado
su vida entera trabajando de sol a sol ahorrando todo el dinero recibido y
ahora que se había jubilado no quería gastar ni una moneda.
Andaba
por la selva siempre con la misma ropa y sin comprar nada ni siquiera para
darse un gusto, no saludaba a los otros animales por miedo a que le pidieran
plata prestada. Lo único que le gustaba era cuidar su tesoro.
El
tesoro estaba bien escondido enterrado al pie de un árbol. Todos los días, el
mono visitaba el lugar para asegurarse de que todo estaba allí.
Un día
ocurrió algo inesperado ¡Alguien se robó el dinero!! El mono estaba desesperado
y lloró tan fuerte que todos los animales del bosque acudieron a ver que le
pasaba, a todos les dio mucha pena y la serpiente le dijo: -¡No se preocupe más
por favor! El mono se enfureció y le dijo: - ¡Para usted es muy fácil decirlo!
¿Qué haré ahora, qué será de mí?
La
serpiente le respondió: - Si a usted le bastaba con saber que su dinero estaba
allí, bajo tierra solo para tenerlo y no usarlo jamás. ¿Por qué no entierra una
piedra y la cuida todos los días? ¿Acaso no es lo mismo que hacía con su
dinero?
Moraleja: valora tus bienes y no derroches. Sé generoso contigo y con los demás. De nada sirve tener muchas cosas si no podemos disfrutarlas.
Lucio Petroni 2º “C”
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