viernes, 28 de septiembre de 2012

¿QUÉ PASÓ CON LOS ANIMALES?


Estábamos mirando un programa de televisión en casa de Dani. Como de costumbre, Paula comía sus galletitas, Marina hacia piruetas y miraba cabeza abajo la TV, Dasniçççni, el estudioso del grupo, hacía los deberes con un, solo ojo y con el otro miraba los dibujitos sin perder detalle, y yo acariciaba a Boby, el perro, que dormía plácidamente.
De pronto el programa se interrumpió y aparecieron en la pantalla rayas multicolores. Todos nos miramos asombrados.
-          ¿Qué pasa? – preguntó Paula.
-          Se rompió la tele – exclamó preocupado Dani.
-          Pero esas rayas son muy raras – comentó Marina.
-          - Miren, miren, aparece la cara de un chico – grité.
Boby se despertó y empezó a guiñar a la tele.
“A-TENCIÓN. A-TEN-CIÓN. ÉSTE ES UN MENSAJE PARA PAULA, MARINA, DANI Y NICOLÁS. A-TEN-CIÓN. A-TEN-CIÓN.”
Nos quedamos mudos. En la pantalla aparecieron dos chicos vestidos de manera extraña. Sentimos mucha curiosidad.
Los chicos de la tele siguieron hablando:
-          Sabemos que nos están escuchando. Necesitamos su ayuda. Es muy importante que nos encontremos. Los esperamos a las siete de la tarde en el zoológico, al lado de la jaula del elefante. Repetimos, necesitamos su ayuda. Venimos del futuro y no tenemos mucho tiempo.
-          Me parece que éste es el comienzo de una gran aventura – gritó entusiasmado Dani-. Tenemos que ir al zoológico antes que cierre, por suerte estamos cerca.
Sin perder un segundo, nos pusimos en marcha. Entramos al zoológico y nos escondimos en un arbustos, cerca de la jaula de los leones.
Anochecía. Cuando ya sólo escuchamos los sonidos de los animales, salimos y caminamos hacia la jaula del elefante.
A las siete en punto un arco iris en miniatura cayó sobre nosotros. Retrocedimos asustados. Las formas de una nave se hacían cada vez más nítidas. Finalmente, aterrizó. Un perro de raza desconocida, fue el primero en bajar de la nave, y nos tranquilizó con sus mimos. Detrás de él aparecieron los dos misteriosos mensajeros, que nos miraron sonriendo y en silencio. Enseguida entendidos que seríamos amigos.
-          Gracias por venir – dijo la pecosa del grupo-. Yo me llamo Florencia, y mi amigo es Martín. Nuestro perro robot se llama Laserito.
-          Pero, ¿cómo saben nuestros nombres? – preguntó Paula.
-          Porque venimos del futuro –contestó Florencia-. Queremos contarles nuestro gran problema. Escuchen:
“En nuestra época casi no quedan animales. Hasta el zoológico es artificial, son todos robots que imitan a los animales que no existen. Muchas especies están desapareciendo. Cada vez hay menos reservas naturales. Queremos que en nuestra época haya tanta vida y variedad de animales como en la de ustedes. ¡Tienen que ayudarnos!
-          ¿Por qué desaparecen tantos animales? – pregunté-. ¿Qué se puede hacer para que esto no ocurra más?
-          ¿Y nosotros, qué podemos hacer? – preguntó Marina.
Por ahora , acompáñennos a hacer un viaje por el pasado en nuestra nave del tiempo.
-¡¿Qué?! – dijimos a coro, y Boby se tapó la cabeza con las patas.
- Sí, vengan a conocer los animales que había en el pasado para averiguar por qué desaparecieron – explicó Florencia.
- ¿Y yo qué hago con mis deberes? – preguntó Dani.
- Yo mañana tengo un cumpleaños – dijo Marina.
- No se preocupen, nuestra nave del tiempo nos va a traer de vuelta a este mismo momento.
Ya más tranquilos, aceptamos la invitación y comenzamos a subir a ese loquicómico aparato, con un picaporte que abría la puerta de los siglos. Por dentro la máquina parecía más espaciosa que por fuera.
  Sentíamos cosquillas en todo el cuerpo y nos moríamos de ganas de apretar los botones que había por todos lados.
  En una pantalla apareció el rostro del abuelo muy simpático que contestó a Dani afectuosamente:
-          Hola chicos, me llamo Von Verde. Gracias por venir a ayudarnos en esta misión tan importante. Nuestra nave del tiempo tienen energía para pocas escalas, así que tenemos que elegir bien las épocas que visitaremos.
-          Les propongo viajar a la prehistoria para conocer los dinosaurios y otros animales que desaparecieron hace millones de años.
  En ese momento Martín bajó una palanca que hizo que nosotros nos convirtiéramos en pedacitos de colores del arco iris. Fue maravilloso. Duró sólo unos segundos. Enseguida volvimos a ser nosotros pero ya no estábamos en el zoológico. Por la ventana de la nave vimos un paisaje increíble.
-          ¡Qué lugar tan raro! – exclamó Florencia.
-          ¿Qué es eso que se mueve en el lago? – preguntó Marina.
-          Tiene como veinticinco metros de largo – informó Dani.
-          Es un brontosaurio, de la familia de los dinosaurios. Es uno de los animales más grandes que existieron sobre la Tierra. Pesa como mil chicos de treinta kilos cada uno, y sin embargo sus dientes son muy chiquititos –nos dijo Von Verde.
-          ¿Se imaginan el plato de sopa del bronto-no-sé-que? –bromeé yo. Desde la pantalla se escuchó la risa de Von Verde.
-          Éstos dinosaurios sólo se alimentaban de plantas y se extinguieron antes de la aparición del hombre por causas desconocidas.
-          Se acerca el bro…, bron… el bront… -tartamudeó Paula.
La nave comenzó a rebotar como una pelota contra el piso. Por suerte Martín, con rápidos reflejos, pudo elevarla.
-          Parece que también nosotros le llamamos la atención al brontosaurio –dijo Von Verde-. Pero ahora tenemos que partir nuevamente. Viajaremos al siglo XIX, para ver cómo cazaban a los búfalos, las ballenas, y los elefantes.
De pronto aparecimos sobrevolando una manada de búfalos.
-          ¡Qué maravilla! ¡Podemos ver los búfalos de verdad! –dijo Martín con lo ojos abiertos como dos tapitas de gaseosas.
Boby y Laserito comenzaron a correr por toda la nave imitando a los búfalos. Pero pronto comenzamos a escuchar disparos. ¿Por qué los estaban cazando?
Von Verde leyó en voz alta la Enciclopedia espacial: “La piel del búfalo era muy codiciada en el siglo XIX por su alto valor”…
-          ¿Y los cazan sólo para sacarle la piel? –lo interrumpió Paula.
-          Sí. Y tanto los persiguieron que en nuestra época ya casi no existen – contestó Von Verde-. Pero también podemos ver lo que sucede en el siglo XIX con las ballenas.
Sin darnos cuenta, estábamos volando sobre el océano. A lo lejos vimos unas pequeñas manchas que se transformaban en barcos a medida que nos acercábamos. Tenían enormes arpones sobre la cubierta y estaban rodeados de ballenas que habían cazado.
-          Ésta es la razón por la que en nuestra época no existen ballenas, dijo Martín-. Y lo mismo pasó con los elefantes…
En un instante dejamos el océano y aparecimos en el corazón de África.
Viajábamos en dirección a un lago cuando Paula nos señaló una caravana de carretas llenas de ¡colmillos de elefantes!
Nuevamente surgió la voz de Von Verde:
-          Sí, como se imaginan, los elefantes siempre fueron perseguidos por sus colmillos, que son de marfil, un material muy valioso. Los elefantes existen desde hace cincuenta millones de años.
-          Cincuenta millones de años y corren peligro de desaparecer si no hacemos algo – dijo Marina.
-          Volvamos al tiempo de ustedes –dijo Martín y bajó una palanca.
Nuevamente nos convertirnos en arco iris y regresamos al lado de la jaula del elefante. Pero ahora lo miramos con más cariño.
Boby, seguido de Laserito, bajó rápidamente en busca de un árbol.
-          Ya vimos que pasó con algunos animales del siglo pasado… ¿Y ahora, que estará pasando? –preguntó Paula.
-          Mi tío es veterinario. ¡Vamos a preguntarle a él!- dijo Dani.
En un minuto, gracias al arco iris aterrizamos en el techo del consultorio del tío Ricardo. Bajamos las escaleras y entramos en la sala de espera, y al ratito se abrió la puerta del consultorio. Salió una señora con un gatito muy chiquito entre sus brazos. El tío Ricardo nos miró asombrado, pero contento de que estuviéramos allí. Antes de que pudiera hablar, Daniel le dijo:
-          Tío, necesitamos tu ayuda para una tarea de la escuela.
-          Bueno, cuéntame.
-          Si siguen cazando ballenas y otros animales, ¿hay peligro de que desaparezcan? –dijimos todos juntos.
-          ¡Uh! ¡Qué pregunta! –contestó-. Me alegro de que estén preocupados por este tema. Desgraciadamente los animales no lo están pasando bien en este momento. En algunos casos porque se los sigue cazando en exceso y en otros por la destrucción de bosques y selvas, o por la contaminación de las aguas. Los estamos dejando sin un lugar donde vivir. Estamos destruyendo su casa.
-          Cazaban los búfalos para sacarle la piel, a los elefantes por los colmillos, pero ¿por qué destruimos el hogar donde viven? –preguntó Florencia al tío Ricardo.
-          Por suerte hay mucha gente que se está dando cuenta de esto e intenta cambiarlo. En muchos países se está luchando por preservar los bosques y selvas, convirtiéndolas en reservas naturales donde se prohíbe la caza y la pesca. Hay grupos de personas que se encargan de proteger a las ballenas, a las focas y a otros animales en distintas partes del mundo. Pero es necesario que cada vez más gente conozca este problema para que los pueblos y gobiernos del mundo se pongan de acuerdo para proteger la vida en el presente o en el futuro.
Nos quedamos callados, pero… ¡ya sabíamos qué hacer!
De pronto se escucharon ladriditos. Una señora abrió la puerta y entraron cinco cachorros seguidos por su mamá.
-          ¡Te felicito Pompi! Fuiste mamá –exclamó contento el tío Ricardo-. Bueno chicos, ahora tengo que atender a Pompi y sus cachorros.
-          Pero tío, otro día queremos seguir hablando las cosas que se pueden hacer por los animales. ¡Queremos que nos ayudes!
-          Para mí va a ser una enorme alegría trabajar juntos –dijo el tío Ricardo entrando al consultorio.
Subimos a la terraza. Al entrar en la nave, Von Verde nos preguntó desde la pantalla:
-          Y chicos… ¿averiguaron algo nuevo?-.
-          Sí, pero, Von Verde, queremos preguntarle algo .dijo Paula-. ¿Por qué nos eligió a nosotros para esta misión?
Von verde contestó:
-          Los elegí a ustedes como elegiré a los chicos porque la época en que ustedes viven, los hombres comenzaron a destruir cada vez más bosques y selvas, a contaminar más ríos, lagos y mares poniendo en peligro la vida de muchas especies como nunca antes había sucedido en la historia.
Martín que estaba atento a los controles de la nave, dijo:
-          Desgraciadamente nos queda poca energía, debemos volver.
Nos dio mucha tristeza, habíamos compartido miles y miles de años con nuestros amigos.
-          ¿Qué van a hacer? –preguntó Florencia.
-          Hay que contarle este problema a nuestros amigos –dijo Paula.
-          A TODOS… Hasta a los presidentes. ¡No queremos robots en lugar de animales!
Nos abrazamos. Boby lamió la cara de Laserito.
Nos quedamos mirando la nave que despegaba. Entonces yo grité:
-          ¡Martín! ¡Florencia! Cuando vuelvan al futuro van a encontrar un mundo distinto, lleno de animales. ¡Nosotros ayudaremos a cuidarlos!
Mil estrellas brillaban en el cielo y por primera vez en nuestra vida vimos un hermoso arco iris dibujarse en la noche.

Enseñanza: debemos cuidar el planeta para que no mueran ni los animales ni las plantas.


Fausto Fernández - 2º  "C"

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