Había
una vez un pastor muy bromista y mentiroso. Todos los días, cuando regresaba a
su casa, después de haber llevado a pastar a su rebaño, entraba corriendo en el
pueblo gritando:
-
¡Viene
el lobo! ¡Viene el lobo!
Al oír
los gritos, todos los habitantes se metían en sus casas muertos de miedo. Y
allí encerrados se quedaban hasta que oían de nuevo al pastor.
-
¡Ja,
ja, ja! ¡No es verdad! ¡Sólo era una broma! ¡Tontos!
Y todos
los días los habitantes del pueblo miraban malhumorados al pastor que siempre
se alejaba riéndose.
Todos los días… Hasta que … ¿Sabes qué pasó?
Un día,
como tantos otros, el pastor volvió corriendo al pueblo. Gritaba tanto o más
que en otras ocasiones:
-
¡Viene
el lobo! ¡Viene el lobo!
Pero
esta vez corría más deprisa de lo normal y gritaba también más fuerte de lo
normal… Sin embargo, los vecinos del pueblo no le hicieron caso, hartos ya de
que el pastor les hubiera engañado tantas veces…
Y
¿Sabes cómo terminó todo? ¡Claro! Esta vez sí que fue de verdad que venía el
lobo. Y como nadie del pueblo le hizo caso, el pastor se quedó sin ovejas, pues
el lobo se las comió todas.
Moraleja: A los mentirosos nadie les cree, ni
siquiera cuando dicen la verdad.
Moraleja: Al mentir siempre al final nadie te va a
creer.
Delfina Jaef - 2º “A”
Sin duda la moraleja del pastor mentiroso es indispensable para enseñarle a los niños que no deben decir mentiras. Pues una cima de mentirás provocará que despues nadie te crea cuando dices la verdad. Mi hija me la compartió en
ResponderEliminarhttp://www.fabulascortas3.com/2016/10/el-pastorcito-mentiroso.html
y la verdad es que me pareció muy bonita y con una gran enseñanza.