viernes, 28 de septiembre de 2012

LA OVEJA NEGRA



  Hace mucho, muchísimo tiempo en el hermoso país de Habíaunavez, todos los habitantes llevaban traje blanco. Eran lindos trajes abrigados, de lana, que conseguían de los miles y miles de ovejas que poblaban los campos  del país de Habíaunavez.
  Nadie dejaba de ponerse nunca el hermoso traje de lana blanca.
  El viejo Bartolo era pastor y cuidaba a sus ovejas en las praderas. Cada día era para él igual al día anterior, tan tranquilo vivía.
  Hasta que un día, el viejo Bartolo se quedó sin poder creer lo que veían sus ojos. Se rascó la cabeza asombrado, se tiró de la barba mientras pensaba y luego guiñó los ojos y se los frotó para estar seguro de que era cierto lo que veía.
  Había nacido otra ovejita y aquella ovejita…¡era totalmente negra!
  “¡No lo creo!”, decía el viejo Bartolo, y se acercó moviendo la cabeza de un lado a otro.
  Las otras ovejas tampoco podían creerlo. Decidieron ignorarla y la dejaron completamente sola.
  Hasta el dueño del castillo vio a la ovejita y la encontró adorable. De inmediato se la llevó a la casa. Y cuando la ovejita negra creció, dio gran cantidad de vellones de lana negra. La señora del castillo tomó el vellón, lo hiló en su rueca y tejió una tela en su telar.
  Cuando el rey de Habíaunavez vio la tela negra, le pidió al sastre real que le hiciera un espléndido traje negro para usarlo en ocasiones muy especiales, sobre todo en las fiestas.
  En cuanto a la ovejita negra, ahora es una oveja muy importante y vive muy feliz en la corte de Su Majestad el Rey.

Moraleja: No hay que burlarse de las diferencias con los demás. Al contrario hay que aprender a valorarlas y acertarlas.


Pilar Cámpora -  2º "C"

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